En el convento del pueblo estaba como interna una monjita que era demasiado grosera; siempre que estaban platicando con sus compañeras de cualquier cosa ella decía muchas groserías.
Las demás ya estaban cansadas de ella y en una plática que tuvieron llegaron a la conclusión de que cuando la monja grosera dijera una de sus groserías la dejarían sola en el lugar en que estuvieran.
En una ocasión estaban platicando de la guerra y sus consecuencias, y una de ellas dijo: "Si yo pudiera mandaría un camión lleno de alimentos Para toda esa pobre gente que no tiene que comer."
Otra dijo: "Si yo pudiera mandaría un camión lleno de medicinas para los pobres enfermos." en eso dice la monja grosera:
- "Si yo pudiera mandaría un camión lleno de putas para todos esos cabrones.."
Y de repente todas las monjas se paran de sus lugares y se dirigen a la puerta y la monja grosera les dice:
¡ESPÉRENSE, PENDEJAS TODAVÍA NI CONTRATO EL CAMIÓN!
martes, 20 de julio de 2010
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