miércoles, 21 de julio de 2010

EL CAMELLO, LA MONJA Y EL PADRE

Un sacerdote y una monja viajaban en un camello para cruzar el desierto del Sahara y dirigirse a una misión. Al tercer día, una tormenta de arena los atrapó y buscaron refugio. Cuando la tormenta terminó y salieron del refugio se dieron cuenta de que el camello estaba muerto.

El padre le dijo a la monja:

- Hermana, esto se ve muy mal. Difícilmente sobreviviremos dos días aquí, y el campamento más cercano se encuentra a una semana de camino. Ahora que sabemos que no sobreviviremos, quiero pedirle un favor.

-¿Cuál?

-Nunca he visto los senos de una mujer. ¿Podría ver los suyos?

La monja, un poco sorprendida, respondió:

- En las circunstancias en que nos encontramos no veo el problema.

Y le mostró sus senos al sacerdote.

Este prosiguió:

- Hermana, ¿le importa si los toco?

La monja no puso objeción y permitió que el sacerdote se los tocara.

Después de unos minutos preguntó:

-Padre, ¿puedo pedirle ahora yo un favor?

-¡Claro!

-Nunca he visto el pene de un hombre. ¿Me dejaría ver el suyo?

-Pues... En las circunstancias en las que nos encontramos, no veo el posible daño, hija.

Y se lo mostró.

Después de verlo, la monja le preguntó:

-¿ Lo puedo tocar?

- Pués... ¡Tócalo!

Después de algunos minutos de tener la atención de la monja, el padre no se pudo contener y, acercándose a ella, le dijo al oído:

- Hermana...¿Sabía que si lo inserto en el lugar correcto puedo crear vida?

- ¿De verdad?

- ¡Por supuesto!

- ¡Qué bien, padre! ¡¡¡METASELO AL CAMELLO Y VAMONOS DE AQUI!!!

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